viernes, agosto 05, 2005

CARTA DE E. A. RAEVSKAYA A TODOS LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA ORTODOXA RUSA EN EL EXTRANJERO QUE SE OPONEN A LA UNIFICACION CON EL PATRIARCADO DE MOSCU

Por la presente, me gustaría dirigirme a todos los miembros de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero, quienes se opone a la sumisión (“unificación con”) al Patriarcado de Moscú.

¡Estimados hermanos en Cristo--despierten! No importa cuan difícil y doloroso pueda ser, no podemos, no debemos, cegarnos al presente estado de las cosas. Nosotros somos miembros de la Iglesia--su cuerpo, y no corderitos estupefactos y miedosos. Todos nosotros tenemos pleno derecho, es más, la obligación, de que nuestra queja sea conocida, siempre y cuando las circunstancias lo requieran.

Yo entiendo completamente que algunos de ustedes pueden estar preocupados por perder sus iglesias, en las que, probablemente se hayan casado, bautizado a sus hijos, y enterrado a sus seres queridos, dónde pueden de haber sido feligreses durante décadas (esto que digo lo hago suponiendo que no existiera ningún peligro en la vida para perderlas). Yo entiendo también al clero, quiénes dependen financieramente de sus parroquias y de el Sínodo. Tomemos el ejemplo de nuestros hermanos en Rusia, ayudándonos aquí, quién por millares no mostraron ningún miedo sobre esta cuestión. El Señor nos ayude a todos, mientras todavía quede tiempo.

Nuestra Iglesia en el Extranjero siempre ha sido para nosotros como un faro en la tormenta, en la difícil vida en el Exilio. Ella fue para como un retorno a casa, sentíamos y sabíamos con certeza que esta casa era “el pilar y fundamento de la verdad.” Siempre sin importar las circunstancias de nuestras vidas o del país donde vivíamos, cada uno de nosotros siempre podía contar con esta casa, era un refugio para nosotros. Y tal cómo podemos ver ahora ¿están haciendo tramoyas delante de nuestros propios ojos? La Iglesia en el Extranjero siempre, incluso, ha tenido una autoridad moral sobre el Patriarcado de Moscú a través de un silenciosos reproche (recuerden la cantidad de libros reeditados, enseñanzas, sermones, y opiniones impresos por la Iglesia en el Extranjero, por no mencionar que los autores también pertenecieron a la Iglesia en el Extranjero, y no al Patriarcado de Moscú). En el Patriarcado de Moscú hay muchísimos buenos y dignos sacerdotes y laicos, pero ay, no son ellos quienes manejan el timón, pero están al lado de quienes lo manejan. Un gran número de creyente en Rusia, incluso hasta este mismo día, no saben o no comprenden lo qué está pasando o sobre el verdadero origen del Patriarcado de Moscú y el verdadero significado de la Iglesia en el Extranjero. La responsabilidad no cae sobre ellos, pero si sobre nosotros, porque somos nosotros quienes tienen el pleno conocimiento del problema. Y a quien más se le dio, más se le pedirá.

A mi parecer muchos de nosotros, no leemos lo que escribe el Patriarcado de Moscu, no estamos lo suficientemente informados (en la actualidad, sería muy útil enterarse detalladamente de los documentos del trabajo conjunto entre el Patriarcado de Moscú y la Iglesia en el Extranjero). Algunos de nosotros simplemente no tienen acceso a ellos, otros simplemente no quieren molestarse y descansan en sus deseosos y buenos pensamiento… pero, así y todo, sería muy útil familiarizarse con ellos. Por ejemplo, ellos dicen, sin ni siquiera pestañear, que la Declaración de Sergio, fechada en 1927, es prácticamente lo mismo que las Epístolas de 1942 del Metropolita Anastasy. ¡¡¡Parecería que San Juan de Shangai sirvió moliebens para la victoria de la Unión Soviética y reunió donaciones para el Ejército Soviético!!! En otros términos, parecería, que San Juan utilizo todas sus fuerzas, tanto espirituales y materiales, ayudando a las autoridades ateístas para logar la victoria (usted preguntará, ¿Porque entonces, cuándo la amenaza de Comunismo lo estaba asfixiando, personalmente consiguió pasajes para que muchos refugiados rusos llegaran a EE.UU.?) ¿Habrá algún límite para las mentiras que escribieron en estos documentos?

He oído que el Patriarcado de Moscú ha quitado de la lista de Nuevos Mártires a San José de Petrogrado. La Iglesia en el extranjero, por lo menos por ahora, le continúa rezando. Así que me gustaría saber ¿Qué hará la Iglesia en Extranjero si, luego de que se una al Patriarcado, el patriarca (quién es divorciado, por cierto, y servía a la KGB con el nombre codificado de “Drozdov,” tal como sabemos), pide a nuestros obispos que quiten el nombre de este Nuevo Mártir? ¡Piénsenlo! También, pagaría para recordar la conducta inmoral del Patriarcado de Moscú, cuando con fuerza bruta y criminal, tomaron nuestros lugares santos en Tierra Santa.

También debo recalcar que son inaceptables para mí, las espectaculares expresiones de todo el Patriarcado con respecto a “Gran Guerra Patria”, están llenas, tal como lo están ellos, de mentiras y absurdidades, aunque son dulces como la miel para las almas de nuestro engañado pueblo. Durante aquella guerra, por primera vez en toda nuestra historia, nuestros soldados desertaron en millones a favor del enemigo e intentaron organizar fuerzas libertarias para luchar contra el gobierno de su propio país. Durante aquella guerra, la gente recibía a los alemanes con flores y postrándose a sus pies (esto es algo que vi personalmente muchas veces en las noticias de aquella época) esperanzan que los liberen de la tortura soviética. Y éstas fuerzas libertarias comenzaron a ser organizadas en diferentes países y por diferentes grupos de personas, no con deseos de traición, sino con sentido de patriotismo y deber hacia nuestra sufrimiento y engañada patria. Ésta no sólo era una adhesión natural al movimiento Blanco, sino la absoluta necesidad de actuar como escudo contra las autoridades soviéticas y contra la esclavitud al régimen nacional-socialista. A propósito, recuerdo cómo, luego de la guerra, un joven alemán joven me relato, que cuando era oficial, se atormentó por el hecho de que le pidieron que ordenara disparar en fila a una hilera de personas que estaba marchando hacia ellos sin armas, y detrás de ellos había también comisarios soviéticos con sus armas listas para disparar. Eran “carne de cañón” en marcha; si ellos no eran fusilados de frente, lo serian por detras… ¡La Gloria sea a nuestros pobres soldados rusos, por su valentía y sacrifico, no a la victoria de mal, cual, luego de esto, duro tantos años! Se suponía que jugando con los sentimientos patrióticos del agotado pueblo ruso, y confiando en el buen rol que desempeñaría el Patriarcado de Moscú, alabando la victoria, se elevaría el sentimiento de orgullo entre pueblo y de esta manera, se olvidaría, por el momento, de las horribles condiciones en que Vivian.

No he viso ningún punto con respecto a ecumenismo, la creación de Patriarcado de Moscú, etc. Ya se ha dicho mucho acerca estas cosas, se han explicó con mucho detalle, y de hecho, mucho todavía se está escribiendo. Desde lo más profundo de mi alma les pido personalmente a cada uno de ustedes, quienes tienen en alta estima a la verdad, la verdad de Dios, por cual hemos estado cuatro generaciones en el exilio, que observen y entiendan bien lo que esta pasando, y a donde ellos nos han decidido llevar. ¡Recuerden cuántos años hemos obedecido cuidadosamente las exhortaciones de nuestros Primeros Jerarcas! En particular, tengo la buena fortuna y honor de poder recordar a cada uno ellos, empezando con el Bienaventurado Metropolita Antony Khrapovitsky pasando por el Metropolita Vitaly (con quien el Sínodo de Vladyka Laurus se ha comportado vergonzosa, incomprensible y lamentablemente, es mas simple y exactamente se comporto como si fuera el “Jefe del Partido de la URSS”).

Simplemente no bajen sus cabezas y no se rindan; no tenga miedo de defender a la Iglesia, la cual fue vista como la Verdadera Iglesia por todas las víctimas de la persecución bolchevique, quienes fueron perseguidos por el gobierno y por el Patriarcado de Moscú, es decir nuestros Nuevos Mártires. ¡No tenemos el derecho a luchar de otra manera de como ellos lo hicieron!

Permítanse recordar las palabras del troparion al Santo y Hieromartir, el Metropolita José de Petrogrado, escrito en los antiguos y buenos tiempos de la Iglesia en el Extranjero,: “En los crueles días de persecuciones contra la Iglesia Rusa, has tenido prisa para sostener la verdad de la Iglesia, rechazado a tus hermanos que abandonaron la verdad.”

¡Dios nos ayude a ser fuertes, y no se rendirnos!

E. A. Raevskaya

Ginebra, Suiza,